martes, 30 de septiembre de 2008

¿A qué tipo de escuela deben ir?




En el pasado, los niños denominados retrasados, subnormales o deficientes permanecía en casa desde la infancia hasta la edad adulta, y sus posibilidades de aprender y conocer en mundo externo se reducían a las referidas por los padres y hermanos. También se podía optar por las escuelas especiales, donde este mundo se les ampliaba, pero sólo a un sector concreto: el de los niños con discapacidades de todo tipo, que constituían una muestra parcial, no representativa, de la sociedad que se mueve más allá de las paredes de la casa y del aula. Así, era difícil que estos niños llegasen a desarrollarse entre nosotros realizando aportaciones a la oferta social y beneficiándose de ellas; constituían un capítulo aparte. Los esfuerzos de los padres y de los profesionales para impulsar la integración social de estas personas comenzaron, a principios de los años ochenta, a traducirse en experiencias reales en el ámbito escolar. Es preciso mencionar aquí la aprobación de la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI) por el Congreso de los Diputados el año 1982, conseguida con el consenso de todos los grupos parlamentarios.
El objeto principal era –y continúa siendo- no romper la vinculación del niño con discapacidad con su núcleo social natural, a fin de que, en la medida de sus posibilidades, se desarrolle con autonomía y pueda disfrutar de las mismas oportunidades de experiencias que disfrutan los demás.
Desde entonces, el significado de la integración escolar ha evolucionado. Así, del concepto de integración en la escuela –donde el niño con discapacidad debe hacer un gran esfuerzo para adaptarse- progresamos al de escuela para la integración, que es aquella que asimila la diversidad de los niños ofreciéndoles un encuadre que favorece su desarrollo integral. La escuela debe dar continuidad de integración en todas sus etapas (infantil, primaria y secundaria obligatoria), ya que no es admisible que en un momento determinado se niegue el derecho a la integración por falta de una organización que atienda la diversidad (créditos optativos), por falta de apoyo o por dar prioridad al aprendizaje abstracto que acentúa la competitividad intelectual, área en la que, por definición, el niño con síndrome de Down siempre se encuentra en desventaja. Se requiere un sistema educativo flexible que permita observar, analizar y valorar individualmente a cada niño, para así cumplir con el derecho que tiene todo individuo de recibir la atención que precise dentro del ámbito de normalidad en que vive.
Actualmente en los casos en que la escuela ordinaria no ha podido satisfacer las necesidades del niño, existen los centros de educación especial que le ofrecen atención específica. Estos centros disponen de espacios estructurados donde el niño se puede sentir más seguro y acogido.




¿Todos los niños pueden aprender a leer? ¿En qué momento hay que iniciar los ejercicios de lecto escritura?

Se puede señalar que muchos de ellos se destacan por un buen nivel memorístico, desarrollando un vocabulario adecuado, y llegando a pronunciar correctamente; todo esto se logra con paciencia y con la aplicación de ejercicios concretos y reiterativos. Las actividades van desde activar la función madurativa básica hasta aprendizajes complejos de tipo escolar; desde la estimulación temprana hasta el final del proceso de la recuperación funcional; centrándose en funciones de senso – percepción, atención, memoria, razonamiento, imaginación, orientación témpo – espacial, etc,; en habilidades motoras finas y gruesas, y en técnicas de auto cuidado.

El comienzo del programa de lectura se hará en función del momento evolutivo en que se encuentre el niño. Es muy importante que el niño haya alcanzado un nivel, sobre todo perceptivo, visual y auditivo, que le permita reconocer y distinguir unas palabras de otras. Con casi todos los niños se puede iniciar el programa de lectura, la evolución y el nivel que lleguen a alcanzar es muy variado. Habrá lectores precoces, aficionados a la lectura y otros que lleguen a leer algunas palabras. Hay que tener en cuenta que las personas con síndrome de Down siguen mejorando y aprendiendo cuando son adultas.


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¿La integración escolar ha mejorado o necesita una revisión a fondo?




La integración ha mejorado pero es preciso que lo haga aún más, especialmente en los últimos cursos de Primaria y sobre todo en la Secundaria. A medida que el niño crece, que pasa de curso, los aprendizajes son más complejos y la relación con sus compañeros de clase más escasa. Sus intereses no evolucionan igual y se acaba quedando un tanto descolgado. Es necesario buscar nuevos planteamientos, a nivel de instituciones y de centros que den respuesta a sus necesidades académicas y de relación.

2 comentarios:

ana gabriela***:) dijo...

los niños con sindrome de down en necesario que asista a uan escuela con educacion especial en la cual estar brindandoles ayuda profesional y podran integrace a personas con su mismo fisico devemos ayudar a esos niños por que en mui indispensable tabien estar informados y tratarlos por igual por que eso no los ase de menos..

sin nada mas bae*

mosqueteros dijo...

Pues a pesar de que es mi exposiciòn darè mi comentario jajaj...A mi se me hizo muy importante porque es impresionante como afecta en el desarrollo de una persona el tener un cromosoma de màs o de menos...que en este caso se trata de uno mas en el par 21 el cual forma la trisomia...sin embargo nos dimos cuenta que estas personas pueden llegar a desenvolverse muy bien en el medio social y de ser dependientes, incluso mejor que una persona "normal"...y en cuanto a los acadèmico, aunque serìa complicado trabajar con ellos no es imposible aunque implicarìa un reto enorme...y no por ser nuestra exposiciòn jaja pero me gusto mucho y no me refiero a como expusimos sino el contenido del tema por que nos servirà mucho en caso de contar con algun niño asì...Mònica Nohemì Leyva Castillo 3º"B"